martes, 14 de julio de 2009

“al mal tiempo, bellos libros”, según el librero david roa

En la última edición de la revista Arcadia hay un interesante artículo del librero David Roa cuyo título habla por sí solo: “Al mal tiempo, bellos libros”. Así empieza David su artículo en el que se refiere al trabajo que están haciendo distintas editoriales independientes y exquisitas tanto en Colombia como en España:


‘Probablemente la mayoría de gente que compra libros no le da mucha importancia a la calidad del papel o a la diagramación; a veces incluso poco importa la editorial que publica el producto. Sin embargo, en la práctica, para cualquiera es grato poder leer un libro con espacios generosos entre las líneas, márgenes amplias, con una fuente delicada y clara y con un papel lo suficientemente grueso que impida que las letras al respaldo distraigan la lectura’.


Según David, entre las editoriales que están haciendo este tipo de libros en Colombia se destacan Tragaluz Editores, Domingo Atrasado, Eafit o La silueta.




Con respecto a los lectores a los que les gusta tener libros cuidadosamente editados, David continúa diciendo:


‘Del mismo modo, algunos lectores compulsivos están muy pendientes de estos cuidados, y no dudan en volver a comprar un título ya existente en su biblioteca si lo encuentran bellamente editado, o se arriesgan con una obra desconocida si la presentación del libro es impecable o la editorial que lo publica se ha ganado su confianza. Estos lectores son los que preguntan por las novedades de editoriales como Acantilado, Siruela, Valdemar o Galaxia Gutenberg’.


Luego David celebra el hecho de que desde hace un tiempo sea posible encontrar en Bogotá los títulos de algunas otras de las editoriales españolas cuyos libros se caracterizan por estar cuidadosamente editados:


‘Hoy en día los bibliófilos de Bogotá pueden encontrar libros de editoriales nuevas por estas latitudes, como la colección de cuentos Los ojos de Davidson, de H. G. Wells en la edición de Atalanta; El secreto del bosque viejo, de Dino Buzzati de la editorial Gadir, o Calcomanías, de Oliverio Girondo de la editorial Renacimiento. También la excelente presentación de Lo infraordinario, de Georges Perec, o El vacío perfecto, de Stanislaw Lem de Impedimenta, que junto a otras siete editoriales hace parte del proyecto Contexto, ganadores del Premio Nacional a la mejor Labor Editorial Cultural 2008, concedido por el Ministerio de Cultura de España. Algunas de estas, como Libros del Asteroide, Barataria, Global Rhythm y Sexto piso, ya se pueden conseguir en Colombia’.


Como siempre, el precio es un tema crítico a la hora de hablar de libros importados:


‘Los precios de muchas de estas editoriales son apenas más altos que el promedio en España pero, lastimosamente, a Colombia llegan mucho más costosos’.


David cierra su artículo con un tono optimista y entusiasta:


‘Agrega además que la Crisis, con mayúscula, se lleva bien con la Literatura, con mayúscula, y que sin duda ellos sobrevivirán a ella, aunque no tan seguramente a sus exigentes horarios de trabajo, su desorden alimenticio y sus pocas horas de sueño. Al parecer, editores como los del Proyecto Contexto o Editorial Media Vaca y los proveedores y libreros que trabajan con ellos, coinciden por ahora en desestimar la crisis. Para unos, como Rangel, la crisis es una característica natural del sector editorial, mientras que para otros la crisis es su momento ideal. Sería bueno pensar que es más lo segundo que lo primero, y que la proliferación de nuevas editoriales exquisitas e independientes en las mesas de novedades de las librerías es un síntoma de una buena época para el mundo de la edición. Una época en la que los editores son verdaderos editores’.


Habrá que ver de qué manera las ventas de estos libros se ven afectadas en países como Colombia, donde según tengo entendido los efectos de la crisis hasta ahora empiezan a sentirse.


En el artículo salta a la vista que su autor es un lector atento y un librero con oficio —quienes hayan visto a David en acción saben de qué estoy hablando—.

2 comentarios:

Nanda dijo...

Totalmente de acuerdo. Uno pocas veces encuentra en esta vida con lectores más juiciosos que el propio David. Gente así es el valor agregado más importante de una librería. Es un poco lo que pasa en Luvina también, todos tan contentos a pesar de la ‘crisis’ que uno se convence de que en efecto no todo está perdido.

martín gómez dijo...

Es cierto. Un librero como David vale oro y muchas veces su oficio no es valorado por los dueños de las librerías.

Álvaro Castillo, el de San Librario, pasó por Biblos y por Norma Ramos antes de montar su propia librería y mira lo bien que lo hace desde hace ya varios años.

Ya veremos en qué anda David dentro de unos años.