viernes, 13 de abril de 2007

una nueva traducción de 'a sangre fría', de truman capote

En febrero pasado Anagrama publicó una nueva traducción de A sangre fría, de Truman Capote, hecha por Jesús Zulaika después de casi veinte años de venir reeditando la de Fernando Rodríguez —que inicialmente había publicado en 1988—. Sin duda alguna la presentación a principios del año pasado de la película Capote, basada en la biografía que hizo Gerald Clarke del autor norteamericano, despertó un interés por todo lo que tiene que ver con éste. Tanto, que A sangre fría entró durante algunos meses a la lista de los libros más vendidos —algo que también sucedió recientemente con El perfume tras la salida de su adaptación cinematográfica y que seguramente sucederá muy pronto cuando se presenten las películas basadas en Las partículas elementales, de Michel Houellebecq, y en El amor en los tiempos del cólera, de García Márquez—.


Si libros como A sangre fría, Desayuno en Tiffany’s y Música para camaleones podían clasificarse desde hace mucho tiempo en la categoría que se conoce como long sellers, la película que gira en torno al período de la vida de Truman Capote que éste consagró a esclarecer las circunstancias en las que dos hombres asesinaron a los Clutter en Holcomb (Kansas) representa la oportunidad perfecta no sólo para llamar la atención sobre la calidad literaria del conjunto de su obra sino también para despertar el interés del público por ésta —lo cual desde el punto de vista comercial se traduce en ventas—. Por otro lado, no es una coincidencia que la película basada en la biografía de Capote y sus Cuentos completos, una novela inédita titulada Crucero de verano cuyo manuscrito fue hallado en sus archivos y una compilación de cartas del escritor llamada Un placer fugaz hayan salido de manera casi simultánea.


Dejando de lado las consideraciones comerciales, la importancia de la publicación de una nueva traducción de A sangre fría se deriva del hecho de que propone una nueva forma de abordar un texto que en su momento se atrevió a solapar los territorios del periodismo y de la ficción literaria echando mano de las herramientas, de las técnicas y del estilo de ambos géneros para dar origen a lo que se conoce como la novela de no ficción.